Confianza ciega

Hoy, hablando con alguien sobre confianza, comprendí cuan desconfiada me volví, gracias a ti.

Cuando te conocí, me tomo mucho tiempo entregarte mi confianza, aun así, fuiste ganándote de a poco un lugar en mi vida.

Aprendí a saber cuando me mentías y aprendí a reconocer el por qué de esas mentiras.

Llegue a confiar lo suficiente en ti, como para recomendarte a las personas que confían en mi. Doy fe, de que hubiera incluso, puesto las manos en el fuego por ti.

Tenia confianza ciega en ti.

Sin embargo, después de descubrir que, me mentiste de modo tal que no logre detectar esa mentira como tal... 

Cuando me juraste que siempre me dirías las cosas de frente y de que afirmáras que, antes de perder mi amistad preferías dejar de (...) y no vale la pena repetir exactamente tus palabras, ya que obviamente quedo demostrado que no fueron ciertas, ya que fueron tus actos quienes pusieron en evidencia la falta de veracidad de las mismas... 

Puedo decir fehacientemente, que me cuesta entregar actualmente mi confianza a alguien más.

Es decir, para ser mas concreta, si antes para obtener mi confianza requería de cierto tiempo y de una conjunción determinada de los planetas, ahora literalmente hablando, ni aunque el Mar Rojo se abra delante de mis ojos, un ángel despliegue sus alas delante de mi, o de pronto aparezca dinero en mi mano, confiare en mi criterio.

Porque no es que no confíe en nadie, es en mi capacidad de darme cuenta, es en quien no confío. 

En simples palabras. He perdido literalmente hablando, la confianza en mi capacidad de saber quien es, quien me muestra ser.

No confío en mi. 

Gracias por mostrarme cuan equivocada estuve al confiar en ti. 

Gracias por mostrarme que no debo confiar en mi discernimiento. 

Gracias por mostrarme cuan ingenua fui al confiar en ti.

Gracias por mostrarme que un mentiroso es siempre un mentiroso y que no hay excepciones.

Sin embargo esta mas que claro que fui yo, quien quiso creer en ti.