Si quieres cambiar a la persona a la que dices amar, entonces no amas a esa persona tal cual es. Amas el desafío que implica lograr en otros, lo que no puedes lograr en ti mismo.
Por eso te pones mal y te enojas con el otro, cuando no logras tu cometido. Por eso te desilusionas y dejas de amar.
Sin embargo la respuesta es muy simple.
Incluso Dios nos dio libre albedrío. Sabes por qué lo hizo?
Porque nos ama tal cual somos, con nuestros defectos y virtudes. No nos obliga a ser distintos, no busca cambiarnos, nos acepta tal como somos.
Somos nosotros los que no nos aceptamos como somos, somos nosotros quienes queremos que los demás sean diferentes para sentirnos bien, con nosotros mismos, no nos damos cuenta que para sentirnos bien con nosotros mismos, solo debemos amarnos, sin condiciones, sin restricciones, sin prejuicios y sin miedos. Debemos aceptarnos como somos.
Y allí es cuando entenderemos que el otro NO necesita cambiar para que nosotros seamos felices o nos sintamos bien.
No puedes lograr que otra persona haga lo que tu no estas dispuesto a hacer.No puedes hacer que alguien cambie. Eres tú el que debe cambiar.
Incluso Dios nos dio libre albedrío. Sabes por qué lo hizo?
Porque nos ama tal cual somos, con nuestros defectos y virtudes. No nos obliga a ser distintos, no busca cambiarnos, nos acepta tal como somos.
Somos nosotros los que no nos aceptamos como somos, somos nosotros quienes queremos que los demás sean diferentes para sentirnos bien, con nosotros mismos, no nos damos cuenta que para sentirnos bien con nosotros mismos, solo debemos amarnos, sin condiciones, sin restricciones, sin prejuicios y sin miedos. Debemos aceptarnos como somos.
Y allí es cuando entenderemos que el otro NO necesita cambiar para que nosotros seamos felices o nos sintamos bien.
Te desafió a amarte a ti mismo exactamente como eres, y si hay algo que no te gusta de ti, cambialo.
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